Los acontecimientos evolutivos en la adolescencia son los cambios físicos, emocionales, mentales y sociales que ocurren durante esta etapa del desarrollo humano. Estos procesos forman parte del crecimiento natural y ayudan al adolescente a construir su identidad, desarrollar autonomía y prepararse para la vida adulta.
Por: Yesica Paola Rojas Castillo
De la infancia a la adolescencia😍
La transición de la infancia a la adolescencia es una etapa compleja, marcada por cambios profundos a nivel físico, emocional, social y psicológico. Esta transformación no solo modifica el cuerpo del niño en su camino hacia la adultez, sino que también plantea retos importantes en la construcción de la identidad y el manejo de nuevas emociones.
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Como comparte Omaira Guzmán, vivir esta etapa junto a sus hijas ha sido una experiencia enriquecedora y desafiante. En su testimonio destaca cómo el cuerpo adolescente se transforma aceleradamente: aparecen los caracteres sexuales secundarios, cambia la voz y se modifica la contextura física. Sin embargo, estos cambios externos van acompañados de un despertar emocional y una búsqueda intensa de identidad y pertenencia.
Según Stassen (2016), en esta etapa los adolescentes atraviesan una fase de exploración que influye directamente en su autoestima. La presión social sobre la imagen corporal y los roles de género puede impactar negativamente su seguridad y bienestar emocional, especialmente cuando estas expectativas provienen del entorno escolar, las redes sociales o incluso del ámbito familiar.
Desde la teoría del desarrollo, Freud describe este momento como la “fase genital”, donde la energía psíquica se orienta hacia relaciones afectivas más maduras. Si estas experiencias se ven reprimidas o juzgadas, pueden surgir conflictos internos importantes. Por su parte, Erikson plantea que el gran reto de la adolescencia es la construcción de la identidad, lo cual requiere un entorno que permita la exploración libre y sin juicio.
Por ello, comprender los acontecimientos evolutivos en esta etapa es esencial para padres, educadores y la sociedad en general. Como destaca Guzmán, acompañar al adolescente con empatía, validando sus emociones y ofreciéndoles un espacio seguro para expresarse, es clave para su desarrollo integral.
La adolescencia no debe ser vista solo como una etapa difícil, sino como una oportunidad para guiar con respeto, escuchar sin imponer y construir entornos más humanos y comprensivos. Porque crecer no debería doler, sino ser un proceso acompañado, respetado y amoroso.
Durante esta etapa, los niños comienzan a dejar atrás la ingenuidad de la niñez para enfrentarse a una realidad más compleja: su cuerpo cambia, aparecen nuevas responsabilidades y surge una necesidad intensa de construir una identidad propia. Este proceso puede generar confusión, inseguridad y muchos interrogantes, tanto para los adolescentes como para quienes los rodean.
Comprender esta transición desde una mirada humana y teórica es esencial. Significa reconocer que cada adolescente vive su propio proceso, con ritmos y emociones distintas, y que el acompañamiento respetuoso de padres, docentes y adultos significativos puede marcar una gran diferencia.La adolescencia no es solo un período de cambios, sino también una oportunidad para crecer, descubrir y aprender. Acompañar esta etapa con empatía, sin imponer ni juzgar, es una forma de contribuir al bienestar emocional y social de las nuevas generaciones.
Desarrollo cognitivo en la adolescencia💬
Uno de los aspectos más característicos del pensamiento adolescente es el egocentrismo cognitivo, el cual puede manifestarse de tres formas:
1. Audiencia imaginaria: el adolescente siente que está constantemente bajo la mirada y juicio de los demás, lo que puede generar ansiedad, necesidad de aprobación y cambios en su conducta.
2. Fábula personal: creen que sus experiencias son únicas y que nadie más podría entender lo que sienten, lo que los lleva a aislarse emocionalmente.
3. Vulnerabilidad imaginaria: piensan que son invencibles, lo cual puede llevarlos a asumir riesgos innecesarios, como conductas imprudentes o desafiantes.
Estas creencias, aunque normales en el proceso de crecimiento, pueden influir negativamente en las relaciones familiares, escolares y sociales. Por ejemplo, pueden rechazar consejos de los adultos, seguir conductas de grupo por presión social o minimizar los riesgos de ciertas decisiones.
Comprender cómo piensan los adolescentes no solo permite prevenir comportamientos de riesgo, sino que también mejora la comunicación con ellos. Cuando padres, docentes y cuidadores comprenden estos procesos cognitivos, están en mejor posición para apoyar a los jóvenes en su desarrollo emocional y social.
Desarrollo social en la adolescencia 👧
La adolescencia es una etapa clave en el desarrollo humano. Es un periodo de transición entre la infancia y la adultez, en el que ocurren profundos cambios físicos, emocionales, cognitivos y sociales. Es una etapa de búsqueda: buscamos respuestas, nos cuestionamos, y queremos pertenecer. Nos preguntamos:
¿Quién soy? ¿Qué creo? ¿Qué quiero ser? ¿Dónde encajo?
Durante este proceso, comienzan a formarse distintas áreas de la identidad, y las relaciones que establecemos, tanto con adultos como con nuestros pares, juegan un papel crucial en esta construcción.
Socialización primaria y secundaria
La socialización primaria ocurre en el entorno familiar. Desde pequeños aprendemos valores, normas, creencias y formas de ver el mundo. En la adolescencia, esos aprendizajes se reevalúan. Comenzamos a cuestionar lo que nos han enseñado y, muchas veces, nos alejamos de esas ideas para encontrar otras con las que nos sintamos identificados.
Luego aparece la socialización secundaria, que se da en contextos más amplios como la escuela, las redes sociales, grupos deportivos, culturales o espirituales. En esta etapa, el adolescente se expone a nuevas experiencias y puntos de vista que enriquecen o desafían lo aprendido en casa. Esta fase es fundamental para la formación de la identidad vocacional, religiosa y sexual.
Identidad religiosa, vocacional y sexual
Durante la adolescencia, la identidad se va definiendo en distintos aspectos:
• Identidad religiosa: A menudo, la religión se hereda del entorno familiar. Sin embargo, muchos adolescentes comienzan a cuestionarla y buscan una espiritualidad que les represente auténticamente. Algunos optan por nuevas creencias, otros se alejan de la religión y algunos simplemente se toman el tiempo para explorar.
• Identidad vocacional: Surge el deseo de descubrir una vocación, una carrera o propósito de vida. La adolescencia es el momento de soñar, pero también de enfrentar las limitaciones sociales o económicas. Por eso es importante que existan espacios de orientación vocacional, acompañamiento docente y experiencias prácticas que permitan al adolescente conocerse mejor y tomar decisiones informadas.
• Identidad sexual: Es un componente clave del ser humano. Aquí se explora la orientación sexual, la identidad de género y la expresión del propio cuerpo. Este proceso, aunque natural, puede verse afectado si no hay un entorno de respeto, información clara y acompañamiento emocional. El rechazo familiar o social puede provocar inseguridad y afectar el bienestar psicológico del adolescente.
Relaciones con los adultos y con los padres
Las relaciones con adultos —como padres, docentes, líderes comunitarios o figuras de autoridad— pueden ser complejas. El adolescente necesita independencia, pero también orientación. Cuando se les escucha y se les guía con respeto, estas relaciones contribuyen positivamente a su desarrollo social, vocacional y afectivo.
Por otro lado, las relaciones con los pares se vuelven esenciales. Los amigos son el espacio de validación emocional. Con ellos se comparten dudas, creencias, experiencias, miedos y descubrimientos. Sentirse parte de un grupo fortalece la autoestima y ayuda a enfrentar momentos de rechazo o incomprensión en otros espacios, como el familiar.
Desarrollo emocional y moral en la adolescencia💖👀
Aquí es donde el papel de los adultos resulta fundamental. Padres, docentes y otras figuras significativas deben ofrecer apoyo emocional desde la empatía y el respeto. Más que imponer reglas, necesitan escuchar, validar lo que el adolescente siente y enseñar con el ejemplo cómo afrontar situaciones difíciles. Un entorno comprensivo ayuda al joven a sentirse seguro y favorece su crecimiento emocional. Por otro lado, el desarrollo moral implica la capacidad de diferenciar entre lo correcto y lo incorrecto, y de actuar según valores propios. Durante esta etapa, los adolescentes comienzan a cuestionar lo que antes aceptaban sin discusión. Se preguntan por el sentido de las normas, por la justicia, la libertad, el respeto o la verdad. Este proceso de reflexión no es señal de rebeldía sin sentido, sino una búsqueda legítima de coherencia interna.
Desde la teoría, autores como Lawrence Kohlberg plantean que el juicio moral se transforma con la edad. El adolescente empieza a dejar atrás una moral basada solo en premios o castigos, y pasa a considerar principios más universales. Esto lo lleva a tomar decisiones más conscientes, a defender causas justas y a formar criterios propios.
Factores de riesgo en la adolescencia
Estudios recientes han mostrado que un uso intensivo de dispositivos puede perjudicar el rendimiento académico, especialmente en matemáticas, y debilitar habilidades como la atención, memoria y creatividad . Asimismo, se ha observado un aumento en los trastornos psiquiátricos en jóvenes desde el año 2000, con hospitalizaciones en ascenso, atribuido en parte al uso excesivo de tecnologías .
1. Uso y abuso de drogas
2. Embarazo antes de los 16 años
El embarazo precoz puede truncar proyectos de vida, generar abandono escolar y traer consecuencias físicas, emocionales y sociales tanto para la madre adolescente como para el bebé. La falta de educación sexual, la ausencia de comunicación en el hogar y la desinformación son causas comunes. Es esencial promover una sexualidad responsable basada en el conocimiento, el respeto y el autocuidado.
La adolescencia es una etapa de grandes cambios emocionales, morales y sociales. Es un momento clave para formar la identidad y desarrollar valores. Por eso, es fundamental que los adolescentes reciban apoyo, comprensión y orientación adecuada.
Además, es importante estar atentos a los riesgos propios de esta etapa, como el uso excesivo de tecnología, el consumo de drogas y el embarazo precoz. Acompañarlos con respeto y ofrecer entornos seguros les permite crecer con mayor equilibrio y bienestar.


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